Publicado
por jesusjarque el 24 mayo, 2015.
http://familiaycole.com/2015/05/24/trastorno-de-la-comunicacionsocial/ El trastorno de la comunicación social es una de las novedades que ha traído el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su quinta edición: DSM 5. En este artículo describo las características principales de esta nueva
categoría diagnóstica y ofrezco algunas pistas para diferenciarlo de trastornos similares, como el trastorno del espectro autista. En primer lugar, te presento las características diagnósticas principales.
1. Dificultades en el
uso social de la comunicación.
La primera característica del trastorno de la
comunicación social es la presencia de dificultades persistentes en el uso social de
la comunicación, tanto verbal, como no verbal.
Esas dificultades se pueden manifestar de diferentes
formas. El DSM 5 ofrece algunos síntomas posibles:
- Deficiencias en el uso de la comunicación para propósitos sociales, como saludar o compartir información.
- Dificultad para cambiar la comunicación en función del contexto y que se adapte a las necesidades del que escucha; por ejemplo, hablar de manera diferente cuando se dirige a un niño, a un familiar o a un adulto.
- Dificultad para seguir las normas de conversación y narración, respetar los turnos, expresarse de otro modo si se percibe que no es comprendido, o utilizar señales no verbales para regular la interacción, como asentir o expresiones similares que ayudan al interlocutor.
- Dificultades para comprender lo que no se dice explícitamente, como hacer inferencias o expresiones metafóricas, ironías o dichas en tono de humor. Es decir, expresiones que dependen del contexto de la comunicación para ser interpretadas correctamente.
Por tanto, estamos ante una deficiencia en los aspectos
pragmáticos del lenguaje.
2. Limitaciones
funcionales.
Para poder hablar de trastorno de la comunicación
social, las dificultades anteriores, deben causar una limitación
importante en la comunicación social eficaz, en la participación, en las
relaciones sociales, en los estudios o en el trabajo, en el caso de los
adultos. Este es un elemento diagnóstico clave: que las
dificultades impidan funcionar normalmente en su contexto.
3. Comienzo en las
primeras fases del desarrollo.
Los síntomas comienzan en las primeras fases del
desarrollo, aunque no se manifiesten hasta que la comunicación social llegue a
superar las limitaciones. El trastorno de la comunicación social, comienza
en la infancia, aunque es cierto que sus manifestaciones, pueden tardar en
hacerse envidentes, ya que el uso social del lenguaje, en los primeros años
puede ser limitado en todos los niños.
4. No se explica
mejor por otros trastornos.
El cuarto y último de los criterios diagnósticos
del trastorno de la comunicación social, es que sus dificultades no se
expliquen mejor por otros trastornos, como una afección médica o
neurológica, la baja capacidad en los dominios de morfología y gramática,
discapacidad intelectual, retraso
global del desarrollo, del que ya hablé en otro artículo, o trastorno del espectro autista.
Diferencias con el
trastorno del espectro autista.
Los que os acercáis por primera vez al trastorno
de la comunicación social, os resultará muy similar a los trastornos del
espectro autista, en su formas más leves, como el antiguo Síndrome de Asperger. Según el DSM 5, la diferencia principal con el TEA es
que en el trastorno de la comunicación social no existen ni en la
actualidad, ni en las primeras fases del desarrollo, patrones restringidos y
repetitivos de comportamientos e intereses.
Si estos estuvieran presentes, junto con los síntomas
anteriores o hubieran estado durante las primeras fases, estaríamos ante un
TEA.
Fuente principal: ASOCIACIÓN
AMERICANA DE PSIQUIATRÍA (2014) Manual de Diagnóstico y Estadístico de
los Trastornos Mentales, 5ª Edición. DSM-5. Madrid. Editorial Médica
Panamericana.
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