17 septiembre, 2015

Abordaje del trastorno sensorial en el autismo

Excelente artículo publicado por Daniel Comín en Autismo Diario , 15 de enero de 2015. 
El Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS) en el autismo impacta de diversas formas en la persona. Saber identificar los signos del TPS nos ayudará a preparar una mejor intervención, a reducir estereotipias, conductas problemáticas y a mejorar la calidad de vida de la persona. El trastorno en el procesamiento sensorial es frecuentemente la causa de problemas de aprendizaje, conducta y coordinación motriz en niños. 



Puede afectar a las relaciones sociales, al desarrollo de las pautas de juego, habilidades de cuidado y autonomía personal y a la comunicación.

¿Pero qué es el Trastorno del Procesamiento Sensorial?
La Dra. Jean Ayres, terapeuta ocupacional estadounidense, fue la primera en describir un conjunto de conductas atípicas relacionadas con un procesamiento sensorial deficiente. Quien en 1972 definió la integración sensorial como “la organización de la información sensorial para su uso”. Es un proceso neurológico que nos permite dar sentido a nuestro mundo, al recibir, registrar, modular, organizar e interpretar la información que llega a nuestro cerebro desde nuestros sentidos.


Ayres se basó en la hipótesis de que algunos niños tienen un déficit en la integración sensorial que se manifiesta en las dificultades observadas en el comportamiento intencional. Esta disfunción en la integración sensorial, puede explicar por qué algunos niños tienen problemas para aprender nuevas habilidades, para auto-organizarse, regular su atención, participar en las actividades y juegos en la escuela o en experiencias sociales positivas. Ayres, y muchos que han seguido sus teorías, han trabajado para establecer la validez de esta teoría a través de la investigación en ciencias clínicas y básicas.

El TPS es un trastorno complejo del cerebro que afecta la manera en que se experimentan las sensaciones (vista, sonido, tacto, olfato, gusto y movimiento) y su organización dentro de un comportamiento. El TPS puede afectar a uno o varios sentidos

 (vista, gusto, tacto, olfato, oído, propiocepción y/o sentido vestibular/equilibrio). Algunos niños con este trastorno se sienten bombardeados por la información sensorial y la evitan. Otros, al contrario, parece que no se dieran cuenta de los estímulos que los rodean y se muestran indiferentes. 

El procesamiento sensorial es un término utilizado principalmente por los terapeutas ocupacionales para describir a niños que tienen problemas para integrar diferentes tipos de información sensorial, tales como imágenes, sonidos, sabores y olores.

En palabras sencillas, es una falta de sincronización y/o regulación de los diferentes sentidos, ya sea de forma individual o de forma conjunta. De manera que la información sensorial no se procesa de forma adecuada y las interacciones entre los diferentes sentidos están alteradas. Esto provoca que ya sea por exceso o por defecto, la información no se procesa de forma adecuada y la respuesta es por tanto incorrecta. Según algunos estudios (1,2) se estima que entre el 60 y el 95 % de las personas con autismo presentan un TPS.

Durante mucho tiempo se asoció el autismo al aislamiento, a la carencia de respuesta ante estímulos. Hoy sabemos que Autismo no significa aislamiento, sino todo lo contrario.

Podemos dividir los problemas sensoriales en el autismo en los siguientes grupos:

Auditivos: Hipersensibilidad a sonidos por ejemplo.
Visuales: El 80 % de los estímulos que recibimos tienen un origen visual. Hoy sabemos que la desincronía existente entre la visión y la audición (por ejemplo) en el autismo son habituales. También los aspectos relacionados con la ubicación espacial o con los aspectos relativos a la visión focal.
Táctiles: No se dejan tocar o abrazar o presentan reacciones exageradas ante determinadas texturas.
Olfativos: Determinados olores cotidianos les causan un fuerte rechazo.
Gustativos: Problemas para reaccionar adecuadamente ante sabores cotidianos, o buscar sabores fuertes o picantes.
Vestibulares: Por ejemplo, realizando un balanceo para poder mejorar el equilibrio.
Propioceptivos: Problemas con la ubicación espacial, de motricidad o incluso sinestesia.
Podemos encontrar hipersensibilidad o hiposensibilidad, e incluso una respuesta mixta. Por ejemplo, la hipersensibilidad a sonidos es muy frecuente, pero se dan casos donde hay hipersensibilidad ante determinados sonidos e hiposensibilidad ante otras frecuencias diferentes. Esta respuesta mixta es -en algunas ocasiones- algo más compleja de detectar pero una adecuada observación ante las respuestas a los estímulos nos pueden dar indicadores más que suficientes.

¿Cómo impacta el trastorno sensorial en el autismo?
Cada vez adquiere más fuerza el postulado de que el autismo es un desorden sensorial de gran impacto. Ya que las áreas más afectadas en el autismo están fuertemente relacionadas con aspectos ligados al procesamiento sensorial. Se suele asociar un mayor impacto en el desorden sensorial con la severidad del autismo. Hoy sabemos que esto no tiene por qué ser siempre así, aunque el impacto obviamente va a condicionar muchas de las respuestas del niño. Sí podemos ver como a mayor cantidad e intensidad de sentidos afectados, mayores serán las dificultades de la niña o el niño, pero eso no significa que estos aspectos no pueden ser abordados y con una adecuada intervención, eliminados o atenuados.

La comunicación y el lenguaje son uno de los aspectos más rápidamente detectables, junto con el de conductas y baja interacción social. Curiosamente el lenguaje es sensorial y motriz, y en el autismo la recepción y procesamiento de los estímulos visuales y auditivos del lenguaje no se procesan de forma adecuada. Estos problemas de comunicación infieren directamente en la conducta. A su vez, muchos otros problemas de conducta típicos en autismo también tienen un origen puramente sensorial. 

Los niños que se tapan los oídos por un determinado sonido, los que tienen procesos de ansiedad ante cambios de ropa o ambiente, por solo poner un par de ejemplos. Este tipo de situaciones generan estados de ansiedad en el niño, que sumados a los problemas de comunicación llevan a una situación conductual muy compleja y generalmente problemática. Esto no significa que el 100 % de los problemas de conducta tengan un origen sensorial, pero si un porcentaje significativo. Y también en muchos casos, pueden ser un detonante.

El lo relativo a la motricidad -tanto fina como gruesa- es habitual también el tópico del niño o niña torpe motrizmente. Del tipo del niño que se tropieza con una raya de lápiz pintada en el suelo. A eso podemos también sumarle hipotonía muscular. Y tenemos un niño que a nivel motriz y de coordinación es generalmente malo. Y aquí nuevamente tenemos aspectos sensoriales. La visión es uno de los grandes problemas en el desorden sensorial, y por cierto, poco conocido y poco tratado.

A su vez, muchas estereotipias tienen un fuerte componente sensorial, se usan como un estabilizador o regulador, en algunos casos para controlar hiperestímulos, en otros -como los balanceos- para mejorar la sensación espacial o corporal. El caminar de puntillas es otra estereotipia que tiene mucho de sensorial, desde aspectos visuales a los vestibulares. Y en lo vestibular podemos ver también como niños hipersensibles a los estímulos vestibulares presentarán conductas de pavor hacia parques infantiles, tendrán problemas para bajar escaleras o lo harán siempre agarrados a las barandillas o de la mano de alguien. Y en el lado contrario estarán aquellos con hiposensibilidad vestibular, y buscarán por todos los medios un alto nivel de excitación, como por ejemplo girando sobre sí mismos, algunos de ellos con conductas tipo kamikaze.

AUDICIÓN
Los aspectos relacionados con la audición son bastante frecuentes y normalmente visibles. Quizá el signo más evidente es el de la hipersensibilidad, donde el niño entra en pánico ante determinados sonidos (aspiradoras, ambulancias, licuadoras, batidoras, la sirena del colegio,…), a su vez no regula adecuadamente su tono de voz, o se expresan vocalmente a gritos o en puros susurros. De hecho uno de los signos del autismo es el hecho de que el niño no atienda a su nombre. Tanto es así que una de las pruebas que les suelen hacer es la de potenciales evocados, para descartar algún problema de audición en la niña o el niño. Por norma general, no suelen haber problemas de audición.

Sabemos que el procesamiento auditivo de muchas personas con autismo está alterado. Ya en su día hablamos de un estudio sobre escucha dicótica y autismo. El mismo equipo publicó recientemente otro artículo (3), ahondando en precisamente lo mismo. Y vemos como el perfil sensorial del 60 % de la muestra se caracterizó por una hipersensibilidad a los estímulos auditivos, hiposensibilidad a la información vestibular, reacciones emocionales elevadas a las experiencias sensoriales, pobres estrategias de afrontamiento psicosocial, alta distracción y la incapacidad para interpretar el lenguaje corporal y facial. Y una mayor hiperreactividad a los estímulos auditivos, se asoció a una disminución de la atención. El perfil sensorial de la muestra de niños con Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) del estudio se caracterizó por hipersensibilidad auditiva, hiposensibilidad vestibular y bajo nivel atencional. Se evidencia nuevamente un mal procesamiento auditivo, el cual nos lleva también a un modelo de niño inatento. El famoso déficit de atención al cual se hace referencia en muchos niños con TEA. Al parecer no parece ser siempre un déficit de atención, sino una respuesta sensorial a un sobreestímulo.

También vimos el estudio publicado en enero del 2014 donde nos hablaban de la desincronía entre aspectos auditivos y visuales. Donde mostraban como la interrelación entre los diferentes sentidos desencadenan aspectos relacionados con el desarrollo del lenguaje y la interacción social.

Mi sentido del oído es como si llevase un audífono con el volumen bloqueado en “super-alto”. Es como un micrófono abierto que lo recoge todo. Tengo dos opciones: encender el micrófono y abrumarme con tanto sonido, o desconectado. (Temple Grandin)

La respuesta hipersensible al sonido es quizá la más habitual. Vemos como muchas personas con TEA se tapan los oídos ante determinados sonidos o lugares ruidosos. Incluso algunos se golpean la cabeza para reducir ese impacto sensorial auditivo. Pero no podemos obviar que también podemos encontrar respuestas mixtas, donde determinadas frecuencias presentan una respuesta hiperreactiva mientras otras presentan una hiporreactiva. De la misma forma hay determinadas frecuencias de sonido que les resultan agradables. Un ejemplo lo podemos ver en los dibujos animados que más les gustan. Si extraemos las pistas de audio de los dibujos animados que más le gustan y los que más les disgustan a los niños con TEA, veremos que el patrón sonoro o frecuencia tonal es tremendamente similar.

Este desorden puede desembocar en ansiedad e irritabilidad, y por tanto es algo perjudicial para el niño (o adulto). Hay diversas vías para trabajar los aspectos auditivos. Aunque como siempre, poder disponer de profesionales con experiencia es muy importante.

Un recurso que podemos usar es un banco gratuito de sonidos e imágenes, donde podemos descargar sonidos y trabajar con ellos a bajo volumen en casa e ir subiendo el volumen de forma progresiva. Usarlos en un juego siempre es una buena idea, dejen volar su imaginación y sean creativos. Por ejemplo, podemos usar una ambulancia de juguete sumada al audio que descarguemos y poner el volumen bajo y jugar con el niño. Puede ser una buena idea, además de potenciar otras áreas de forma simultánea.

También puede ser de utilidad usar unos sencillos tapones para los oídos, los hay muy económicos y el niño puede ponérselos cuando vayamos a algún lugar que tenga sonidos que le molesten especialmente. También podemos usar un pequeño reproductor de mp3 y que escuche música o algún sonido que le guste, de forma que disminuyamos otros sonidos que sean estresantes. Por ejemplo si vamos a un centro comercial.

Si hay determinados sonidos que le molestan de sobremanera, obviamente trabajar en un ambiente ruidoso va a ser una mala idea. Esto por ejemplo sucede con niños que comen en el colegio, un comedor escolar es un lugar ruidoso, hacer pequeños cambios puede ser de gran ayuda, por ejemplo, que coma un poco antes o un poco después. Pero intentando de forma gradual que la niña o el niño vayan tolerando ese barullo, ya que al final, el objetivo es que pueda comer con sus compañeros. Aquí también puede tener validez el uso de tapones. 

Los colegios suelen ser un lugar con un alto factor de estrés para niñas y niños con autismo. Las sirenas de comienzo y final de clase pueden ser muy desagradables. Cambiar la sirena por una música es fácil y da un buen resultado. La entrada y salida suele ser también ruidosa, y a veces la propia clase puede serlo. Muchos niños pueden necesitar de determinados momentos de tranquilidad para evitar desembocar en estados de ansiedad, el que puedan salir de clase a algún lugar tranquilo durante unos momentos puede ser de gran ayuda, ya que a veces es muy complejo evitar los ruidos.

Existen algunas metodologías para trabajar los desordenes auditivos. Tienen poca (o ninguna) evidencia científica -esto no implica que sean buenas o malas, sino que no tenemos una constatación real de su eficacia. Los sistemas de entrenamiento o reeducación auditiva más extendidos y que podemos encontrar en diversos centros privados suelen ser el método Berard, el Tomatis y el método Sena. Ninguno de ellos tiene realmente una evidencia científica que apoye su validez. Son métodos con una gran controversia, y los informes de familias son muy dispares, desde quienes dicen que les fue bien, hasta quienes dicen que solo gastaron una cantidad considerable de dinero sin ningún resultado.
VISIÓN
Todo lo relacionado con la visión de personas con TEA es una de las vías de investigación sobre terapia, al igual que sucede con los aspectos de la audición, donde a nivel fisiológico no hay ningún problema, es decir, que ven y oyen perfectamente, sin embargo la forma en la que se procesa la información -en esta caso visual- es incorrecta. De la misma forma también existe un déficit en cómo se integra la información visual con otros sentidos. Alrededor del 80 % de los estímulos que percibimos tienen un origen visual. Recientemente se publicó un articulo (Octubre, 2014) de libre acceso titulado Current Understanding of What Infants See muy interesante y que aporta información relevante en los aspectos del desarrollo de la visión y la integración multisensorial.

Otro de los aspectos relacionados en cómo procesan la información visual los niños con autismo es su capacidad para descifrar imágenes complejas, algo así como encontrar a Wally en menos que canta un gallo. O poder ver perfectamente figuras escondidas en imágenes. Por ejemplo, en la imagen de la rana, es muy fácil que un niño con autismo vea el caballo que -si giramos la imagen- también podremos verlo nosotros. A la hora de la medición de la inteligencia, cada vez más se usan test con patrones visuales (verbigracia: el test de matrices de Raven), obteniendo los niños con autismo mayor o igual puntuación que niños normotípicos.

Hay algo fuertemente relacionado con la visión, y son las manos. Podríamos decir que nuestras manos en múltiples ocasiones se comportan como una extensión visual que aporta información complementaria. O incluso las usamos como sistema de apoyo a la visualización propia y de terceros. En autismo hablamos mucho de Teoría de la Mente (TM), señalar un objeto para indicar algo a alguien forma parte de esa TM, pretendemos inferir en el otro la atención por algo que señalamos. En el autismo, es frecuente que cuando a un niño pequeño le señalamos algo con el dedo nos mire sencillamente el dedo, y no hacia donde estamos apuntando. Esa intención declarativa del señalar parece ausente en muchos niños con autismo. Y vemos como en autismo es fácil que exista una mala coordinación ojo-mano u oculo-manual. Esta mala coordinación de la integración visual con lo motriz es otro de los problemas habituales.

Otro aspecto muy relacionado con lo visual es el reconocimiento de caras y emociones y mirar a los ojos del otro, que también es uno de los déficits habituales en autismo. Es común que el niño con TEA dirija su mirada a la boca de su interlocutor y no a sus ojos, como podría esperarse. En el artículo Comprendiendo cómo ven los niños con Autismo, abordamos las técnicas de de seguimiento ocular (eye tracking) nos aportaban datos reveladores sobre este particular. Solo en el 2014 se publicaron 33 estudios sobre el seguimiento ocular, autismo y/o déficits sociales. Dato que nos muestra la gran relevancia que este particular está adquiriendo.

En la línea del seguimiento ocular y la atención social, se publicó en septiembre del 2014 un estudio (4) que aborda también el efecto de la oxitocina (otra de las vías de investigación relacionadas con la interacción social) relacionado a la fijación de la mirada, indagando más en las relaciones sociales desde la atención visual y el efecto de la oxitocina. La atención visual en niños con autismo puede estar afectada, y esto por tanto afecta también a su interacción social.

Pero en lo relativo a visión también hay mucha relación con motricidad y aspectos vestibulares. En el artículo Disfunción visual en el Autismo abordamos de forma directa los aspectos que tienen relación con estereotipias -como caminar de puntillas- y la visión. Y ya comentamos que en muchos casos el déficit en la imitación puede estar relacionado con la “no visión” de esos sucesos y por tanto su no procesamiento e integración. Pero además se estima que alrededor del 30% de las personas con TEA tienen fotosensibilidad. Hay reportes de casos de chicos que no pueden soportar los fluorescentes, ese parpadeo (teóricamente imperceptible) los saca de quicio. Algunos no soportan la luz intensa, por ejemplo la luz del Sol.
 
Cuando hablamos de disfunción visual en el autismo hablamos de un campo bastante extenso y que en muchas ocasiones puede ser bastante complejo de abordar. No obstante hay pequeños trucos que nos pueden ayudar a ir mejorando. Pero quizá aquí entra la figura de un profesional de la optometría del desarrollo y del comportamiento, también conocida como optometría comportamental. Posiblemente nunca hayan oído hablar de la optometría comportamental.

«La optometría es la ciencia encargada del cuidado primario de la salud visual, a través de acciones de prevención, diagnóstico, tratamiento y corrección de defectos refractivos, acomodativos, musculares y enfermedades del segmento anterior. También se ocupa del diseño, cálculo, adaptación y control de lentes de contacto y lentes oftálmicas» (Sic Wikipedia). Y la optometría comportamental y del desarrollo es la parte que se encarga de la evaluación y tratamiento de problemas relacionados con la visión relacionándola con el resto de sentidos. Esta subespecialidad se desarrolló en los EE.UU. y desde los años 70 se viene practicando y desarrollando. A pesar de ser una especialidad relativamente nueva, cuenta ya con unos 45 años de historia.

Normalmente solemos referirnos a Terapeutas Ocupacionales con especialidad en integración sensorial para trabajar los desordenes sensoriales, pero el caso de la visión (no confundir visión con vista) nos enfrentamos a aspectos muy específicos y que suelen ser abordados por especialistas titulados. No obstante, hay que ser prudentes en lo referido a la optometría comportamental, aunque existe bastante documentación al respecto, a día de hoy siguen existiendo ciertas lagunas a nivel de evidencia científica(6), y es recomendable -como siempre- prudencia, y si vamos a algún profesional deberá acreditar su titulación y sobre todo experiencia. No muchos tienen experiencia con niños con autismo, y los test que se realizan suelen no estar adecuados a niños con autismo, y por tanto los resultados pueden no ser correctos debido a la no adecuación de estos test.

Ante problemas relacionados con una alta sensibilidad a luces fuertes, hay personas que describen un dolor real ante esa visión de luces intensas, y el Sol es una de ellas. Unas sencillas gafas de sol pueden resolver este problema, y en el caso de que la personas use gafas graduadas, es tan sencillo como poner cristales foto cromáticos (de los que se oscurecen con el luz solar), o unas gafas de sol graduadas. En otros casos, evitar luces parpadeantes, fluorescentes, o lámparas excesivamente brillantes.

Hay casos donde se da una forma de visión focal, o donde el niño realiza barridos visuales pero desde un modelo de visión focal. Hay casos reportados donde el niño al entrar en una nueva estancia realiza una serie de barridos para poder identificar qué hay en esa habitación. Pero luego es incapaz de encontrar el interruptor de la luz. Los aspectos relacionados con visión focal también pueden ser trabajados por profesionales.

Otro aspecto importante está relacionado con el momento de la adquisición de habilidades de lectoescritura, generalmente nunca antes de los 6 o 7 años, que es cuando los programas educativos contemplan el enseñar a leer y escribir a los niños. Vemos como muchos niños con autismo tiene bastantes problemas con la coordinación, incluso muchos terapeutas ocupacionales trabajan para mejorar la musculatura en los hombros, y el control postural. Esto ayuda bastante, aunque realizar ejercicios para mejorar la coordinación óculo-manual suelen dar buenos resultados. Incluso con juegos. Hay una aplicación muy sencilla y gratuita (Solo disponible para Android) Piktopop que podemos usar como juego para reforzar ese campo.

TACTO
Los problemas táctiles no afectan solo a las yemas de los dedos. La piel es el mayor de nuestros órganos, y es un órgano muy sensorial, a través del mismo y nuestro sentido del tacto recibimos muchos estímulos. La piel es un órgano táctil por excelencia. Y nuestra lengua también tiene una gran capacidad táctil. Y los estímulos táctiles pueden ser muy extremos en casos de hipersensibilidad. Niños (o adultos) que rechazan abrazos, no lo hacen porque sean insociables, la experiencia sensorial los desborda, es como si los abrazase un puercoespín.

Y de la misma forma que hay niños (y también adultos) a los que un abrazo les puede resultar doloroso, los hay que también tienen alterado el umbral del dolor. Se golpean y no parece que les duela, pero luego la etiqueta de una sencilla camiseta parece que les corte la piel. En ocasiones el peinado y/o el corte de pelo también se convierte en toda una odisea.

La reacción que suelen presentar ante determinadas experiencias táctiles puede parecer tremendamente exagerada, pero esta hipersensibilidad táctil puede complicar tareas de lo más habituales y simples. Es frecuente ver niños que se quitan la ropa y se quedan prácticamente desnudos, indistintamente de si hace calor o mucho frío. O los que no soportan los zapatos. O a los que es imposible ponerles una gorra, o que cortarle las uñas parezca una auténtica sesión de tortura. Los niños que presentan hipersensibilidad estarán en un estado de alerta muy elevado, y eso les conducirá también a fuertes estados de ansiedad.

En niños con hiposensibilidad táctil es frecuente que también sean niños hiporresponsivos a nivel propioceptivo. A su vez podemos encontrar niños que no son capaces de detectar espacialmente una sensación táctil en su cuerpo. Hay una forma sencilla de descubrirlo y que podemos llevarla a cabo como si de un juego se tratase. Nos colocamos uno frente a otro sentado en el suelo en posición de flor de loto o similar, y usaremos una cartulina para tapar la visión del niño, puede ser grande y que le cubra bien. Le tocaremos una parte del cuerpo, una rodilla por ejemplo, y el niño sin mirar debe señalar dónde le hemos tocado. A mayor desviación o error, mayor será la probabilidad de que esta alteración le genere este tipo de problemas. Por supuesto debe ser una actividad divertida, con grandes ¡bravos! y compartida. 

Es normal que en niños con baja respuesta táctil su respuesta motriz sea baja también. Incluyendo el control de la fuerza a la hora de manipular objetos. Esa torpeza se puede manifestar de formas diferentes, por ejemplo lentitud a la hora de aprender a vestirse y desvestirse solo.

Le duele si toca botones, cremalleras o cualquier cosa metálica, pero puede tocar una estufa caliente sin sentir dolor. (Sean Barron)

Temple Grandin nos hablaba de como inventó la máquina de abrazar, la cual a través de una presión controlada le generaba tranquilidad. De forma que reducía sus niveles de ansiedad y tensión. UN ejemplo claro de cómo ella autoregulaba sus estados de ansiedad.

Ante esta alteración táctil existen numerosas técnicas y estrategias que podemos poner en marcha. También aquí vemos como la hidroterapia da muy buenos resultados, que además nos será muy útil para trabajar muchos otros aspectos. El baño genera una sensación táctil en toda nuestra piel de forma simultánea. En el blog El sonido de la hierba al crecer encontrarán mucho material para trabajar los aspectos táctiles.

OLFATO Y GUSTO
Los niños que tienen una alteración olfativa puede o bien ignorar olores fuertes, oler todo de forma compulsiva, llevarse a la boca cosas extrañas (hiporreactivos), o justo lo contrario, evitar olores y alimentos, olores habituales le producen reacciones de asco, y suelen ser superselectivos con la comida (hiperreactivos). Y con lo relativo al gusto sucede algo muy similar. Desde niveles de hiposensibilidad, que hacen que se lleven cualquier cosa a la boca a los niños que sencillamente no dejan ni que les toquen la zona orofacial, y ya, del interior de la boca ni hablamos.

Estos dos aspectos suelen complicar mucho aspectos vitales como al alimentación, que es uno de los problemas habituales en el TEA. Desde niños con hiperselectividad alimenticia (lo más habitual), a niños que desarrollan PICA.

Su madre dice que vomita siempre que huele a queso y dice que su profesora apesta. En medio del horror total de sonidos, el sonido del metal era una excepción. Realmente me gustaba. Por desgracia para mi madre, el timbre de la puerta entraba dentro de esta categoría y yo pasaba mi tiempo tocándolo obsesivamente. (Donna Williams)

Vemos como en lo referido al olfato, en muchos casos usar una colonia se convierte en una especie de tortura. O incluso el baño, donde los olores del mismo les pueden provocar reacciones tremendamente exageradas. Esto hace que a la hora de la comida parezcan un sabueso que lo huele todo. Aquí también vemos como muchos niños tocan y huelen los alimentos antes de llevárselos a la boca. 

Hay que tener en cuenta que la boca es muy sensorial, los labios, la lengua,…, son muy sensibles a texturas y temperaturas. Y a veces algo que huele bien no tiene la temperatura adecuada, o la sensación táctil no me gusta. Aspectos que combinados complican mucho el momento de la comida. Quizá huele bien pero la temperatura no es adecuada, o huele bien y tiene buena temperatura pero la sensación táctil (de manos o boca) no me gusta, y todo el resto de combinaciones posibles. Veremos también como hay niños con tendencia a sabores fuertes (ácidos, picantes,…), otros con tendencia a texturas crujientes, texturas cremosas,…, otros que serán incapaces de comer alimentos sencillos pero se pirran por quesos olorosos y de sabores intensos.

Existe profusa literatura científica que aborda los problemas relativos a alimentación(7,8,9), que de una forma u otra están relacionados con aspectos gustativos, olfativos y táctiles.
Trabajar para resolver estos problemas es muy importante, ya que afectan directamente a la salud física del niño. Los problemas de alimentación están íntimamente ligados a los problemas del aparato digestivo y a su vez en problemas a la hora de ir al baño, en estados de ansiedad e irritabilidad,…, y por supuesto al crecimiento.

Yo era hipersensible a la textura de la comida, tenía que tocarlo todo con mis dedos para saber qué se sentía antes de meterlo en la boca. Detestaba en profundidad que la comida tuviera cosas mezcladas, como fideos con verduras o panes con sus rellenos para hacer sándwiches. No podía jamás de los jamases, comer nada de eso. Sabía que sí lo hacía me pondría a vomitar fuertemente. (Sean Barron)
Y nuevamente en el blog del El sonido de la hierba al crecer encontraremos mil y una técnicas y estrategias para trabajar aspectos olfativos y gustativos. En lo referente a los aspectos de alimentación, insistir en la importancia de trabajar sobre este aspecto dada su gran relevancia e importancia. Y nuevamente, terapeutas ocupacionales con especialidad en integración sensorial nos serán de gran ayuda a la hora de afrontar este tipo de situaciones.

VESTIBULAR
El sistema vestibular se encuentra en el oído interno y se encarga de la orientación espacial y el equilibrio. Nuestro cerebro utiliza el sistema vestibular y el propioceptivo para procesar los efectos de la dinámica y la cinemática. De forma que en conjunto nos permite el movimiento de forma coordinada en las tres dimensiones. Y a su vez existe una relación directa con la visión, en lo que se denomina como reflejo vestíbulo-ocular (RVO). El sentido del equilibrio o equilibriocepción está ligado por tanto al sistema vestibular.

Una alteración en el sistema vestibular genera situaciones complejas, desde los niños con hiperreactividad a los niños con hiporreactividad. Encontraremos a niños que buscan el estímulo vestibular por todos medios, los que saltan, se suben a todo, adoran que los lancen al aire, los que dan vueltas sin parar, hasta justo los que hacen lo contrario. A quienes bajar unas escaleras les da pánico, que son muy pausados y cautos, los parques básicamente les aterran. Dos respuestas opuestas a una alteración vestibular.

Pero igual que veíamos con el niño con hipersensibilidad táctil, en el caso de la hiperreactividad vestibular, tendremos a un niño que vive en una especie de estado de alerta permanente. Y nuevamente, tanto por exceso como por defecto, el niño pierde innumerables oportunidades de disfrutar de situaciones cotidianas que nos ayudan en nuestro proceso de desarrollo social. 

Ya en el año 2011 hablábamos de que el autismo no significa aislamiento, sino todo lo contrario, esta dificultad de procesamiento adecuado de los estímulos sensoriales puede desbordar la capacidad del niño en integrar adecuadamente los estímulos sensoriales que percibe, y por tanto, promover -paradojicamente- situaciones de ensimismamiento, pero como un modo de respuesta defensiva a esta saturación sensorial. Y tal y como veíamos en el apartado visual, existe interrelación directa con aspectos de causa efecto evidentes. El caminar de puntillas y la mala integración visio-espacial, está íntimamente relacionado con un mal procesamiento vestibular.

La aparición de esta “defensa sensorial” (Knickerbocker, 1981; Wilbarger and Wilbarger, 1991) es un factor negativo en la calidad de vida del niño y en su correcto desarrollo. Pero en el aspecto contrario, el efecto final es exactamente el mismo. Los niños con hiporrespuesta propioceptiva–vestibular muestran una elevada actividad motriz, una impulsividad que en muchos casos se confunde con hiperactividad, y además suele ser habitual que el niño presente acciones cuando menos peligrosas por una carencia del sentido del peligro. Desconozco si hay algún tipo de estadística, pero seguro que este perfil de niños acuden mucho más a urgencias que niños con la reacción contraria.

A modo de resumen, podemos ver que tanto la hipo como la hiperreactividad vestibular complican el desarrollo del niño, provocan estados de miedo, ansiedad, alerta,.., que obviamente dificultan su capacidad de aprendizaje. También vemos que puede provocar conductas impulsivas, en una especie de necesidad imperiosa de regular y obtener la respuesta sensorial que el niño necesita. Y también vemos como existe una fuerte interrelación entre lo vestibular, lo visual y lo propioceptivo. En muchas ocasiones hablamos de que en autismo un problema alimenta a otro y así sucesivamente. De forma que a veces encontrar el origen real de una conducta es complejo.

Obviamente ante esta situación lo mejor es contar con el asesoramiento e intervención de terapeutas ocupacionales con una especialidad en integración sensorial. El abordaje no siempre es sencillo, incluyendo al propia evaluación. Quizá la prueba más usada (que no la única ni necesariamente la mejor) por los profesionales sea la Sensory Integration and Praxis Test o SIPT.

No obstante hay actividades que sí podemos levar a cabo de forma sencilla, algunas más sencillas otras algo más complejas. Pero al final, como siempre, creatividad ante todo. El conocimiento del niño es fundamental para saber qué actividades le serán más útiles y provechosas a la par que divertidas. En el artículo donde abordamos las estereotipias y su abordaje también hablábamos de la conexión entre la aparición de estas estereotipias y la necesidad de la regulación sensorial. En lo referido a lo vestibular nos referíamos a los trampolines tipo bungee o camas elásticas, donde el niño va a disfrutar de lo lindo. Y además va a presentar posteriormente una sensación de tranquilidad y estabilidad durante un buen rato. 

Hay niños a los que el pánico les va a dejar bloqueados ante los bungee, no es cuestión de obligarlos y hacer que pasen un mal rato, pero con mucha paciencia y dándoles algún que otro empujoncito descubriremos como algo a lo que le tenían pavor, de repente se convierte en algo que adoran. Pero hay mil y una estrategias que podemos usar para trabajar este campo. Desde una sencilla hamaca (que dan un juego tremendo), a pelotas de Pilates, columpios, balancines, mecedoras, escaleras mecánicas (Hay niños a los que les dan pánico), …, hay mil y una cosas que podemos usar para trabajar tanto los aspectos hipo como hiper, y junto con el equipo de profesionales ir puliendo e incidiendo en aquellas cosas que le resultan más difíciles.

PROPIOCEPTIVO
La propiocepción es la capacidad de nuestro organismo para informarnos adecuadamente de nuestra posición, dirección, movimiento,.., en relación a nuestro propio cuerpo. Interviene de forma activa en nuestra planificación motora y en nuestro esquema corporal. El procesamiento adecuado de esta información nos permite que nuestra coordinación motora sea adecuada. Los propioceptores están localizados en los músculos, articulaciones, tendones y en el aparato vestibular.

En este apartado también se refiere la somatodispraxia (un tipo de dispraxia que Ayres denominó así para resaltar la base somatosensorial de este déficit). «Los niños con somatodispraxia presentan un déficit en el procesamiento de la información somatosensorial (táctil – propioceptiva) y problemas funcionales relacionados con dificultades en la ejecución de tareas que requieren actos motrices inusuales, como la imitación de movimientos corporales, no saber qué hacer en situaciones sin consignas especificas, deportes, escritura, actividades de construcción, vestido e higiene, utilización de herramientas y utensilios, saltar a la cuerda o jugar a la rayuela. (Sic)»(11)

Vemos como la interrelación del desorden sensorial con otros aspectos son muy importantes. Se afecta el lenguaje, no olvidemos que el lenguaje tiene un gran componente sensorial y motriz; se afecta la socialización; se afecta la motricidad, el movimiento, y por ende la interacción con el entorno; genera estados de ansiedad, alerta, tensión,…; provoca conductas no adecuadas e impulsividad; compromete el aprendizaje y fomenta el aislamiento; en suma, una larga lista de efectos negativos.

El sistema propioceptivo está ligado al correcto desarrollo de nuestro tono muscular y control postural; A la planificación motora; A establecer un correcto esquema corporal; A realizar movimientos con precisión; A regular los niveles de actividad; A coordinar adecuadamente nuestra fluidez de movimientos, control de fuerza y velocidad. Todo esto va a generar una serie de problemas que afectan incluso a la escritura. Pero también provoca problemas en la imitación de movimientos corporales, dificultades a la hora de vestirse y desvestirse, a la hora de la higiene personal, a la hora de realizar actividades físicas,…, en suma, a una gran cantidad de actividades cotidianas.

Realizar una evaluación adecuada es importante para poder saber qué y cómo intervenir, así como para tener mesurado adecuadamente el impacto de esta problemática en la propiocepción. En el número de Septiembre/Octubre de 2012 de la revista de la American Journal of Occupational Therapy se publicó(12) un estudio donde evalúan una herramienta denominada Comprehensive Observations of Proprioception (COP). Una herramienta que esperamos sea de utilidad a los profesionales.


A la hora de realizar tareas con el niño o la niña, nuevamente nos dirigimos al blog de Anabel Cornago, El sonido de la hierba al crecer, donde tenemos actividades para trabajar la propiocepción. Hay muchas cosas que podemos hacer en casa y que no requieren de aparatos extraños o costosos. Y como siempre, que sean actividades divertidas, usemos el conocimiento de nuestro hijo o hija para adecuar las actividades, nunca exijamos más de lo que el niño pueda dar, es importante ajustas las expectativas, no debemos generar más frustración o ansiedad. Seamos progresivos y conseguiremos más.

Otras consideraciones
Hemos visto como los aspectos sensoriales abarcan una gran cantidad de interacciones, y por tanto, ante una alteración de los mismos los problemas que se generan pueden conllevar que se desarrollen otros problemas. Es importante destacar que la reactividad mixta, donde el niño puede tener una respuesta hipo a unas cosas e hiper a otras, también puede presentar fluctuaciones; es decir, que en determinadas ocasiones, el niño responde a un estímulo de forma diferente en función de la situación. 

En ocasiones es posible que no sepa integrar el todo de una situación, y solo sea capaz de identificar partes, lo cual le creará también confusión. En situaciones donde el niño tiene una sobrecarga sensorial, puede percibir su entorno y las sensaciones de forma distorsionada, nada mejor que conseguir un “tiempo fuera” para que pueda regularse. Sobre todo el desorden sensorial en el autismo existe un libro muy recomendable titulado “Percepción Sensorial en Autismo y Asperger”, de Olga Bogdashina.

Como siempre, el consejo de profesionales con formación acreditada es siempre importante. Los desórdenes sensoriales pueden requerir de intervenciones específicas y basadas en la persona, lo que a una persona le funciona no tiene porqué funcionarle a otra.

 http://autismodiario.org/2015/01/15/abordaje-del-trastorno-sensorial-en-el-autismo/

No hay comentarios:

Publicar un comentario