El Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS) en el
autismo impacta de diversas formas en la persona. Saber identificar los signos
del TPS nos ayudará a preparar una mejor intervención, a reducir estereotipias,
conductas problemáticas y a mejorar la calidad de vida de la persona. El trastorno en el procesamiento sensorial es frecuentemente
la causa de problemas de aprendizaje, conducta y coordinación motriz en niños.
Puede afectar a las relaciones sociales, al desarrollo de las pautas de juego,
habilidades de cuidado y autonomía personal y a la comunicación.
¿Pero qué es el Trastorno del
Procesamiento Sensorial?
La Dra. Jean Ayres, terapeuta ocupacional
estadounidense, fue la primera en describir un conjunto de conductas atípicas
relacionadas con un procesamiento sensorial deficiente. Quien en 1972 definió la integración sensorial como
“la organización de la información sensorial para su uso”. Es un proceso
neurológico que nos permite dar sentido a nuestro mundo, al recibir, registrar,
modular, organizar e interpretar la información que llega a nuestro cerebro
desde nuestros sentidos.
Ayres se basó en la hipótesis de que algunos niños
tienen un déficit en la integración sensorial que se manifiesta en las
dificultades observadas en el comportamiento intencional. Esta disfunción en la
integración sensorial, puede explicar por qué algunos niños tienen problemas
para aprender nuevas habilidades, para auto-organizarse, regular su atención,
participar en las actividades y juegos en la escuela o en experiencias sociales
positivas. Ayres, y muchos que han seguido sus teorías, han trabajado para
establecer la validez de esta teoría a través de la investigación en ciencias
clínicas y básicas.
El TPS es un trastorno complejo del cerebro que afecta
la manera en que se experimentan las sensaciones (vista, sonido, tacto, olfato,
gusto y movimiento) y su organización dentro de un comportamiento. El
TPS
puede
afectar
a
uno
o
varios
sentidos
(vista, gusto, tacto, olfato, oído,
propiocepción y/o sentido vestibular/equilibrio). Algunos niños con este
trastorno se sienten bombardeados por la información sensorial y la evitan.
Otros, al contrario, parece que no se dieran cuenta de los estímulos que los
rodean y se muestran indiferentes.
El procesamiento sensorial es un término
utilizado principalmente por los terapeutas ocupacionales para describir a
niños que tienen problemas para integrar diferentes tipos de información
sensorial, tales como imágenes, sonidos, sabores y olores.
En palabras sencillas, es una falta de sincronización
y/o regulación de los diferentes sentidos, ya sea de forma individual o de
forma conjunta. De manera que la información sensorial no se procesa de forma
adecuada y las interacciones entre los diferentes sentidos están alteradas.
Esto provoca que ya sea por exceso o por defecto, la información no se procesa
de forma adecuada y la respuesta es por tanto incorrecta. Según algunos
estudios (1,2) se estima que
entre el 60 y el 95 % de las personas con autismo presentan un TPS.
Durante mucho tiempo se asoció el autismo al
aislamiento, a la carencia de respuesta ante estímulos. Hoy sabemos que Autismo
no significa aislamiento, sino todo lo contrario.
Podemos dividir los problemas sensoriales en el
autismo en los siguientes grupos:
Auditivos: Hipersensibilidad a sonidos por ejemplo.
Visuales: El 80 % de los estímulos que recibimos tienen un
origen visual. Hoy sabemos que la desincronía existente entre la visión y la
audición (por ejemplo) en el autismo son habituales. También los aspectos
relacionados con la ubicación espacial o con los aspectos relativos a la visión
focal.
Táctiles: No se dejan tocar o abrazar o presentan reacciones exageradas
ante determinadas texturas.
Olfativos: Determinados olores cotidianos les causan un fuerte
rechazo.
Gustativos: Problemas para reaccionar adecuadamente ante sabores
cotidianos, o buscar sabores fuertes o picantes.
Vestibulares: Por ejemplo, realizando un balanceo para poder
mejorar el equilibrio.
Podemos encontrar hipersensibilidad o hiposensibilidad,
e incluso una respuesta mixta. Por ejemplo, la hipersensibilidad a sonidos es
muy frecuente, pero se dan casos donde hay hipersensibilidad ante determinados
sonidos e hiposensibilidad ante otras frecuencias diferentes. Esta respuesta
mixta es -en algunas ocasiones- algo más compleja de detectar pero una adecuada
observación ante las respuestas a los estímulos nos pueden dar indicadores más
que suficientes.
¿Cómo impacta el trastorno sensorial en
el autismo?
Cada vez adquiere más fuerza el postulado de que el
autismo es un desorden sensorial de gran impacto. Ya que las áreas más
afectadas en el autismo están fuertemente relacionadas con aspectos ligados al
procesamiento sensorial. Se suele asociar un mayor impacto en el desorden
sensorial con la severidad del autismo. Hoy sabemos que esto no tiene por qué
ser siempre así, aunque el impacto obviamente va a condicionar muchas de las
respuestas del niño. Sí podemos ver como a mayor cantidad e intensidad de
sentidos afectados, mayores serán las dificultades de la niña o el niño, pero
eso no significa que estos aspectos no pueden ser abordados y con una adecuada
intervención, eliminados o atenuados.
La comunicación y el lenguaje son uno de los aspectos
más rápidamente detectables, junto con el de conductas y baja interacción
social. Curiosamente el lenguaje es sensorial y motriz, y en el autismo la
recepción y procesamiento de los estímulos visuales y auditivos del lenguaje no
se procesan de forma adecuada. Estos problemas de comunicación infieren
directamente en la conducta. A su vez, muchos otros problemas de conducta
típicos en autismo también tienen un origen puramente sensorial.
Los niños que
se tapan los oídos por un determinado sonido, los que tienen procesos de
ansiedad ante cambios de ropa o ambiente, por solo poner un par de ejemplos.
Este tipo de situaciones generan estados de ansiedad en el niño, que sumados a
los problemas de comunicación llevan a una situación conductual muy compleja y
generalmente problemática. Esto no significa que el 100 % de los problemas de conducta tengan un origen sensorial,
pero si un porcentaje significativo. Y también en muchos casos, pueden ser un
detonante.
El lo relativo a la motricidad -tanto fina como
gruesa- es habitual también el tópico del niño o niña torpe motrizmente. Del
tipo del niño que se tropieza con una raya de lápiz pintada en el suelo. A eso
podemos también sumarle hipotonía muscular. Y tenemos un niño que a nivel
motriz y de coordinación es generalmente malo. Y aquí nuevamente tenemos
aspectos sensoriales. La visión es uno de los grandes problemas en el desorden
sensorial, y por cierto, poco conocido y poco tratado.
A su vez, muchas estereotipias tienen un fuerte componente
sensorial, se usan como un estabilizador o regulador, en algunos casos para
controlar hiperestímulos, en otros -como los balanceos- para mejorar la
sensación espacial o corporal. El caminar de puntillas es otra estereotipia que
tiene mucho de sensorial, desde aspectos visuales a los vestibulares. Y en lo
vestibular podemos ver también como niños hipersensibles a los estímulos
vestibulares presentarán conductas de pavor hacia parques infantiles, tendrán
problemas para bajar escaleras o lo harán siempre agarrados a las barandillas o
de la mano de alguien. Y en el lado contrario estarán aquellos con
hiposensibilidad vestibular, y buscarán por todos los medios un alto nivel de
excitación, como por ejemplo girando sobre sí mismos, algunos de ellos con
conductas tipo kamikaze.
AUDICIÓN
Los aspectos relacionados con la audición son bastante
frecuentes y normalmente visibles. Quizá el signo más evidente es el de la
hipersensibilidad, donde el niño entra en pánico ante determinados sonidos
(aspiradoras, ambulancias, licuadoras, batidoras, la sirena del colegio,…), a
su vez no regula adecuadamente su tono de voz, o se expresan vocalmente a
gritos o en puros susurros. De hecho uno de los signos del autismo es el hecho
de que el niño no atienda a su nombre. Tanto es así que una de las pruebas que
les suelen hacer es la de potenciales evocados, para descartar algún problema de
audición en la niña o el niño. Por norma general, no suelen haber problemas de
audición.
Sabemos que el procesamiento auditivo de muchas
personas con autismo está alterado. Ya en su día hablamos de un estudio sobre escucha
dicótica y autismo. El mismo
equipo publicó recientemente otro artículo (3),
ahondando en precisamente lo mismo. Y vemos como el perfil sensorial del 60 %
de la muestra se caracterizó por una hipersensibilidad a los estímulos
auditivos, hiposensibilidad a la información vestibular, reacciones emocionales
elevadas a las experiencias sensoriales, pobres estrategias de afrontamiento
psicosocial, alta distracción y la incapacidad para interpretar el lenguaje
corporal y facial. Y una mayor hiperreactividad a los estímulos auditivos, se
asoció a una disminución de la atención. El perfil sensorial de la muestra de
niños con Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) del estudio se caracterizó
por hipersensibilidad auditiva, hiposensibilidad vestibular y bajo nivel
atencional. Se evidencia nuevamente un mal procesamiento auditivo, el cual nos
lleva también a un modelo de niño inatento. El famoso déficit de atención al
cual se hace referencia en muchos niños con TEA. Al parecer no parece ser
siempre un déficit de atención, sino una respuesta sensorial a un
sobreestímulo.
También vimos el estudio publicado en enero del 2014
donde nos hablaban de la
desincronía entre aspectos auditivos y visuales. Donde mostraban como la
interrelación entre los diferentes sentidos desencadenan aspectos relacionados
con el desarrollo del lenguaje y la interacción social.
Mi sentido del oído es como si llevase un audífono con
el volumen bloqueado en “super-alto”. Es como un micrófono abierto que lo
recoge todo. Tengo dos opciones: encender el micrófono y abrumarme con tanto
sonido, o desconectado. (Temple Grandin)
La respuesta hipersensible al sonido es quizá la más
habitual. Vemos como muchas personas con TEA se tapan los oídos ante
determinados sonidos o lugares ruidosos. Incluso algunos se golpean la cabeza
para reducir ese impacto sensorial auditivo. Pero no podemos obviar que también
podemos encontrar respuestas mixtas, donde determinadas frecuencias presentan
una respuesta hiperreactiva mientras otras presentan una hiporreactiva. De la
misma forma hay determinadas frecuencias de sonido que les resultan agradables.
Un ejemplo lo podemos ver en los dibujos animados que más les gustan. Si
extraemos las pistas de audio de los dibujos animados que más le gustan y los
que más les disgustan a los niños con TEA, veremos que el patrón sonoro o
frecuencia tonal es tremendamente similar.
Este desorden puede desembocar en ansiedad e
irritabilidad, y por tanto es algo perjudicial para el niño (o adulto). Hay
diversas vías para trabajar los aspectos auditivos. Aunque como siempre, poder
disponer de profesionales con experiencia es muy importante.
Un recurso que podemos usar es un banco gratuito de
sonidos e imágenes, donde
podemos descargar sonidos y trabajar con ellos a bajo volumen en casa e ir
subiendo el volumen de forma progresiva. Usarlos en un juego siempre es una
buena idea, dejen volar su imaginación y sean creativos. Por ejemplo, podemos
usar una ambulancia de juguete sumada al audio que descarguemos y poner el
volumen bajo y jugar con el niño. Puede ser una buena idea, además de potenciar
otras áreas de forma simultánea.
También puede ser de utilidad usar unos sencillos
tapones para los oídos, los hay muy económicos y el niño puede ponérselos
cuando vayamos a algún lugar que tenga sonidos que le molesten especialmente.
También podemos usar un pequeño reproductor de mp3 y que escuche música o algún
sonido que le guste, de forma que disminuyamos otros sonidos que sean
estresantes. Por ejemplo si vamos a un centro comercial.
Si hay determinados sonidos que le molestan de
sobremanera, obviamente trabajar en un ambiente ruidoso va a ser una mala idea.
Esto por ejemplo sucede con niños que comen en el colegio, un comedor escolar
es un lugar ruidoso, hacer pequeños cambios puede ser de gran ayuda, por
ejemplo, que coma un poco antes o un poco después. Pero intentando de forma
gradual que la niña o el niño vayan tolerando ese barullo, ya que al final, el
objetivo es que pueda comer con sus compañeros. Aquí también puede tener
validez el uso de tapones.
Los colegios suelen ser un lugar con un alto factor
de estrés para niñas y niños con autismo. Las sirenas de comienzo y final de
clase pueden ser muy desagradables. Cambiar la sirena por una música es fácil y
da un buen resultado. La entrada y salida suele ser también ruidosa, y a veces
la propia clase puede serlo. Muchos niños pueden necesitar de determinados
momentos de tranquilidad para evitar desembocar en estados de ansiedad, el que
puedan salir de clase a algún lugar tranquilo durante unos momentos puede ser
de gran ayuda, ya que a veces es muy complejo evitar los ruidos.
Existen algunas metodologías para trabajar los
desordenes auditivos. Tienen poca (o ninguna) evidencia científica -esto no
implica que sean buenas o malas, sino que no tenemos una constatación real de
su eficacia. Los sistemas de entrenamiento o reeducación auditiva más extendidos y
que podemos encontrar en diversos centros privados suelen ser el método Berard,
el Tomatis y el método Sena. Ninguno de ellos tiene realmente una evidencia
científica que apoye su validez. Son métodos con una gran
controversia, y los informes de familias son muy dispares, desde quienes dicen
que les fue bien, hasta quienes dicen que solo gastaron una cantidad
considerable de dinero sin ningún resultado.
VISIÓN
Todo lo relacionado con la visión de personas con TEA
es una de las vías de investigación sobre terapia, al igual que sucede con los
aspectos de la audición, donde a nivel fisiológico no hay ningún problema, es
decir, que ven y oyen perfectamente, sin embargo la forma en la que se procesa
la información -en esta caso visual- es incorrecta. De la misma forma también
existe un déficit en cómo se integra la información visual con otros sentidos.
Alrededor del 80 % de los estímulos que percibimos tienen un origen visual.
Recientemente se publicó un articulo (Octubre, 2014) de libre acceso titulado Current Understanding of
What Infants See muy
interesante y que aporta información relevante en los aspectos del desarrollo
de la visión y la integración multisensorial.
Otro de los aspectos relacionados en cómo procesan la
información visual los niños con autismo es su capacidad para descifrar
imágenes complejas, algo así como encontrar a Wally en menos que canta un
gallo. O poder ver perfectamente figuras escondidas en imágenes. Por ejemplo,
en la imagen de la rana, es muy fácil que un niño con autismo vea el caballo
que -si giramos la imagen- también podremos verlo nosotros. A la hora de la
medición de la inteligencia, cada vez más se usan test con patrones visuales
(verbigracia: el test de matrices de Raven), obteniendo los niños con autismo
mayor o igual puntuación que niños normotípicos.
Hay algo fuertemente relacionado con la visión, y son
las manos. Podríamos decir que nuestras manos en múltiples ocasiones se
comportan como una extensión visual que aporta información complementaria. O
incluso las usamos como sistema de apoyo a la visualización propia y de
terceros. En autismo hablamos mucho de Teoría de la Mente (TM), señalar un
objeto para indicar algo a alguien forma parte de esa TM, pretendemos inferir
en el otro la atención por algo que señalamos. En el autismo, es frecuente que
cuando a un niño pequeño le señalamos algo con el dedo nos mire sencillamente
el dedo, y no hacia donde estamos apuntando. Esa intención declarativa del
señalar parece ausente en muchos niños con autismo. Y vemos como en autismo es
fácil que exista una mala coordinación ojo-mano u oculo-manual. Esta mala coordinación
de la integración visual con lo motriz es otro de los problemas habituales.
Otro aspecto muy relacionado con lo visual es el
reconocimiento de caras y emociones y mirar a los ojos del otro, que también es
uno de los déficits habituales en autismo. Es común que el niño con TEA dirija
su mirada a la boca de su interlocutor y no a sus ojos, como podría esperarse.
En el artículo Comprendiendo
cómo ven los niños con Autismo, abordamos las técnicas de de seguimiento ocular (eye
tracking) nos aportaban datos reveladores sobre este particular. Solo en el
2014 se publicaron 33
estudios sobre el
seguimiento ocular, autismo y/o déficits sociales. Dato que nos muestra la gran
relevancia que este particular está adquiriendo.
En la línea del seguimiento ocular y la atención
social, se publicó en septiembre del 2014 un estudio (4) que aborda también el efecto de la
oxitocina (otra de las vías de investigación relacionadas con la interacción
social) relacionado a la fijación de la mirada, indagando más en las relaciones
sociales desde la atención visual y el efecto de la oxitocina. La atención
visual en niños
con autismo puede estar afectada, y esto por tanto afecta también a su
interacción social.
Pero en lo relativo a visión también hay mucha
relación con motricidad y aspectos vestibulares. En el artículo Disfunción
visual en el Autismo abordamos
de forma directa los aspectos que tienen relación con estereotipias -como
caminar de puntillas- y la visión. Y ya comentamos que en muchos casos el
déficit en la imitación puede estar relacionado con la “no visión” de
esos sucesos y por tanto su no procesamiento e integración. Pero además se estima que alrededor del 30%
de las personas con TEA tienen fotosensibilidad. Hay reportes de casos de chicos
que no pueden soportar los fluorescentes, ese parpadeo (teóricamente
imperceptible) los saca de quicio. Algunos no soportan la luz intensa, por ejemplo
la luz del Sol.
Cuando hablamos de disfunción visual en el autismo
hablamos de un campo bastante extenso y que en muchas ocasiones puede ser
bastante complejo de abordar. No obstante hay pequeños trucos que nos pueden
ayudar a ir mejorando. Pero quizá aquí entra la figura de un profesional de la optometría
del desarrollo y del comportamiento, también conocida como optometría comportamental. Posiblemente nunca hayan oído hablar
de la optometría comportamental.
«La optometría es la ciencia encargada del cuidado
primario de la salud visual, a través de acciones de prevención, diagnóstico,
tratamiento y corrección de defectos refractivos, acomodativos, musculares y
enfermedades del segmento anterior. También se ocupa del diseño, cálculo,
adaptación y control de lentes de contacto y lentes oftálmicas» (Sic Wikipedia). Y la optometría
comportamental y del desarrollo es la parte que se encarga de la evaluación y
tratamiento de problemas relacionados con la visión relacionándola con el resto
de sentidos. Esta subespecialidad se desarrolló en los EE.UU. y desde los años
70 se viene practicando y desarrollando. A pesar de ser una especialidad
relativamente nueva, cuenta ya con unos 45 años de historia.
Normalmente solemos referirnos a Terapeutas
Ocupacionales con especialidad en integración sensorial para trabajar los
desordenes sensoriales, pero el caso de la visión (no confundir visión con
vista) nos enfrentamos a aspectos muy específicos y que suelen ser abordados
por especialistas titulados. No obstante, hay que ser prudentes en lo referido
a la optometría comportamental, aunque existe bastante documentación al
respecto, a día de hoy siguen existiendo ciertas lagunas
a nivel de evidencia científica(6), y es recomendable -como siempre- prudencia, y si
vamos a algún profesional deberá acreditar su titulación y sobre todo
experiencia. No muchos tienen experiencia con niños con autismo, y los test que
se realizan suelen no estar adecuados a niños con autismo, y por tanto los
resultados pueden no ser correctos debido a la no adecuación de estos test.
Ante problemas relacionados con una alta sensibilidad
a luces fuertes, hay personas que describen un dolor real ante esa visión de
luces intensas, y el Sol es una de ellas. Unas sencillas gafas de sol pueden
resolver este problema, y en el caso de que la personas use gafas graduadas, es
tan sencillo como poner cristales foto cromáticos (de los que se oscurecen con
el luz solar), o unas gafas de sol graduadas. En otros casos, evitar luces
parpadeantes, fluorescentes, o lámparas excesivamente brillantes.
Hay casos donde se da una forma de visión focal, o
donde el niño realiza barridos visuales pero desde un modelo de visión focal.
Hay casos reportados donde el niño al entrar en una nueva estancia realiza una
serie de barridos para poder identificar qué hay en esa habitación. Pero luego
es incapaz de encontrar el interruptor de la luz. Los aspectos relacionados con
visión focal también pueden ser trabajados por profesionales.
Otro aspecto importante está relacionado con el momento
de la adquisición de habilidades de lectoescritura, generalmente nunca antes de
los 6 o 7 años, que es cuando los programas educativos contemplan el enseñar a
leer y escribir a los niños. Vemos como muchos niños con autismo tiene
bastantes problemas con la coordinación, incluso muchos terapeutas
ocupacionales trabajan para mejorar la musculatura en los hombros, y el control
postural. Esto ayuda bastante, aunque realizar ejercicios para mejorar la
coordinación óculo-manual suelen dar buenos resultados. Incluso con juegos. Hay
una aplicación muy sencilla y gratuita (Solo disponible para Android) Piktopop que podemos usar como juego para
reforzar ese campo.
TACTO
Los problemas táctiles no afectan solo a las yemas de
los dedos. La piel es el mayor de nuestros órganos, y es un órgano muy
sensorial, a través del mismo y nuestro sentido del tacto recibimos muchos
estímulos. La piel es un órgano táctil por excelencia. Y nuestra lengua también
tiene una gran capacidad táctil. Y los estímulos táctiles pueden ser muy
extremos en casos de hipersensibilidad. Niños (o adultos) que rechazan abrazos,
no lo hacen porque sean insociables, la experiencia sensorial los desborda, es
como si los abrazase un puercoespín.
Y de la misma forma que hay niños (y también adultos)
a los que un abrazo les puede resultar doloroso, los hay que también tienen
alterado el umbral del dolor. Se golpean y no parece que les duela, pero luego
la etiqueta de una sencilla camiseta parece que les corte la piel. En ocasiones
el peinado y/o el corte de pelo también se convierte en toda una odisea.
La reacción que suelen presentar ante determinadas experiencias
táctiles puede parecer tremendamente exagerada, pero esta hipersensibilidad
táctil puede complicar tareas de lo más habituales y simples. Es frecuente ver
niños que se quitan la ropa y se quedan prácticamente desnudos, indistintamente
de si hace calor o mucho frío. O los que no soportan los zapatos. O a los que
es imposible ponerles una gorra, o que cortarle las uñas parezca una auténtica
sesión de tortura. Los niños que presentan hipersensibilidad estarán en un
estado de alerta muy elevado, y eso les conducirá también a fuertes estados de
ansiedad.
En niños con hiposensibilidad táctil es frecuente que
también sean niños hiporresponsivos a nivel propioceptivo. A su vez podemos
encontrar niños que no son capaces de detectar espacialmente una sensación
táctil en su cuerpo. Hay una forma sencilla de descubrirlo y que podemos
llevarla a cabo como si de un juego se tratase. Nos colocamos uno frente a otro
sentado en el suelo en posición de flor de loto o similar, y usaremos una
cartulina para tapar la visión del niño, puede ser grande y que le cubra bien.
Le tocaremos una parte del cuerpo, una rodilla por ejemplo, y el niño sin mirar
debe señalar dónde le hemos tocado. A mayor desviación o error, mayor será la
probabilidad de que esta alteración le genere este tipo de problemas. Por
supuesto debe ser una actividad divertida, con grandes ¡bravos! y compartida.
Es normal que en niños con baja respuesta táctil su respuesta motriz sea baja
también. Incluyendo el control de la fuerza a la hora de manipular objetos. Esa
torpeza se puede manifestar de formas diferentes, por ejemplo lentitud a la
hora de aprender a vestirse y desvestirse solo.
Le duele si toca botones, cremalleras o cualquier cosa
metálica, pero puede tocar una estufa caliente sin sentir dolor. (Sean Barron)
Temple Grandin nos hablaba de como inventó la máquina
de abrazar, la cual a través de una presión controlada le generaba
tranquilidad. De forma que reducía sus niveles de ansiedad y tensión. UN
ejemplo claro de cómo ella autoregulaba sus estados de ansiedad.
Ante esta alteración táctil existen numerosas técnicas
y estrategias que podemos poner en marcha. También aquí vemos como la hidroterapia da muy buenos resultados, que
además nos será muy útil para trabajar muchos otros aspectos. El baño genera
una sensación táctil en toda nuestra piel de forma simultánea. En el blog El
sonido de la hierba al crecer encontrarán mucho material
para trabajar los aspectos táctiles.
OLFATO Y GUSTO
Los niños que tienen una alteración olfativa puede o
bien ignorar olores fuertes, oler todo de forma compulsiva, llevarse a la boca
cosas extrañas (hiporreactivos), o justo lo contrario, evitar olores y
alimentos, olores habituales le producen reacciones de asco, y suelen ser
superselectivos con la comida (hiperreactivos). Y con lo relativo al gusto sucede
algo muy similar. Desde niveles de hiposensibilidad, que hacen que se lleven
cualquier cosa a la boca a los niños que sencillamente no dejan ni que les
toquen la zona orofacial, y ya, del interior de la boca ni hablamos.
Estos dos aspectos suelen complicar mucho aspectos
vitales como al alimentación, que es uno de los problemas habituales en el TEA.
Desde niños con hiperselectividad alimenticia (lo más habitual), a niños que
desarrollan PICA.
Su madre dice que vomita siempre que huele a queso y
dice que su profesora apesta. En medio del horror total de sonidos, el sonido
del metal era una excepción. Realmente me gustaba. Por desgracia para mi madre,
el timbre de la puerta entraba dentro de esta categoría y yo pasaba mi tiempo
tocándolo obsesivamente. (Donna Williams)
Vemos como en lo referido al olfato, en muchos casos
usar una colonia se convierte en una especie de tortura. O incluso el baño,
donde los olores del mismo les pueden provocar reacciones tremendamente
exageradas. Esto hace que a la hora de la comida parezcan un sabueso que lo
huele todo. Aquí también vemos como muchos niños tocan y huelen los alimentos
antes de llevárselos a la boca.
Hay que tener en cuenta que la boca es muy
sensorial, los labios, la lengua,…, son muy sensibles a texturas y
temperaturas. Y a veces algo que huele bien no tiene la temperatura adecuada, o
la sensación táctil no me gusta. Aspectos que combinados complican mucho el
momento de la comida. Quizá huele bien pero la temperatura no es adecuada, o
huele bien y tiene buena temperatura pero la sensación táctil (de manos o boca)
no me gusta, y todo el resto de combinaciones posibles. Veremos también como
hay niños con tendencia a sabores fuertes (ácidos, picantes,…), otros con
tendencia a texturas crujientes, texturas cremosas,…, otros que serán incapaces
de comer alimentos sencillos pero se pirran por quesos olorosos y de sabores intensos.
Existe profusa literatura científica que aborda los
problemas relativos a alimentación(7,8,9),
que de una forma u otra están relacionados con aspectos gustativos, olfativos y
táctiles.
Trabajar para resolver estos problemas es muy
importante, ya que afectan directamente a la salud física del niño. Los problemas
de alimentación están
íntimamente ligados a los problemas del aparato digestivo y a su vez en
problemas a la hora de ir al baño, en estados de ansiedad e irritabilidad,…, y
por supuesto al crecimiento.
Yo era hipersensible a la textura de la comida, tenía
que tocarlo todo con mis dedos para saber qué se sentía antes de meterlo en la
boca. Detestaba en profundidad que la comida tuviera cosas mezcladas, como
fideos con verduras o panes con sus rellenos para hacer sándwiches. No podía
jamás de los jamases, comer nada de eso. Sabía que sí lo hacía me pondría a vomitar
fuertemente. (Sean Barron)
Y nuevamente en el blog del El sonido de la hierba al
crecer encontraremos mil y una técnicas y estrategias para trabajar aspectos olfativos y gustativos. En lo referente a los aspectos de
alimentación, insistir en la importancia de trabajar sobre este aspecto dada su
gran relevancia e importancia. Y nuevamente, terapeutas ocupacionales con
especialidad en integración sensorial nos serán de gran ayuda a la hora de
afrontar este tipo de situaciones.
VESTIBULAR
El sistema vestibular se encuentra en el oído interno y se encarga de la orientación
espacial y el equilibrio. Nuestro cerebro utiliza el sistema vestibular y el
propioceptivo para procesar los efectos de la dinámica y la cinemática. De forma que en conjunto nos
permite el movimiento de forma coordinada en las tres dimensiones. Y a su vez
existe una relación directa con la visión, en lo que se denomina como reflejo
vestíbulo-ocular (RVO). El
sentido del equilibrio o equilibriocepción está ligado por tanto al sistema
vestibular.
Una alteración en el sistema vestibular genera
situaciones complejas, desde los niños con hiperreactividad a los niños con
hiporreactividad. Encontraremos a niños que buscan el estímulo vestibular por
todos medios, los que saltan, se suben a todo, adoran que los lancen al aire,
los que dan vueltas sin parar, hasta justo los que hacen lo contrario. A
quienes bajar unas escaleras les da pánico, que son muy pausados y cautos, los
parques básicamente les aterran. Dos respuestas opuestas a una alteración
vestibular.
Pero igual que veíamos con el niño con
hipersensibilidad táctil, en el caso de la hiperreactividad vestibular,
tendremos a un niño que vive en una especie de estado de alerta permanente. Y
nuevamente, tanto por exceso como por defecto, el niño pierde innumerables
oportunidades de disfrutar de situaciones cotidianas que nos ayudan en nuestro
proceso de desarrollo social.
Ya en el año 2011 hablábamos de que el
autismo no significa aislamiento, sino todo lo contrario, esta dificultad de procesamiento
adecuado de los estímulos sensoriales puede desbordar la capacidad del niño en
integrar adecuadamente los estímulos sensoriales que percibe, y por tanto,
promover -paradojicamente- situaciones de ensimismamiento, pero como un modo de
respuesta defensiva a esta saturación sensorial. Y tal y como veíamos en el
apartado visual, existe interrelación directa con aspectos de causa efecto
evidentes. El caminar de puntillas y la mala integración visio-espacial, está
íntimamente relacionado con un mal procesamiento vestibular.
La aparición de esta “defensa sensorial”
(Knickerbocker, 1981; Wilbarger and
Wilbarger, 1991) es un factor negativo
en la calidad de vida del niño y en su correcto desarrollo. Pero en el aspecto
contrario, el efecto final es exactamente el mismo. Los niños con
hiporrespuesta propioceptiva–vestibular muestran una elevada actividad motriz,
una impulsividad que en muchos casos se confunde con hiperactividad, y además
suele ser habitual que el niño presente acciones cuando menos peligrosas por
una carencia del sentido del peligro. Desconozco si hay algún tipo de
estadística, pero seguro que este perfil de niños acuden mucho más a urgencias
que niños con la reacción contraria.
A modo de resumen, podemos ver que tanto la hipo como
la hiperreactividad vestibular complican el desarrollo del niño, provocan
estados de miedo, ansiedad, alerta,.., que obviamente dificultan su capacidad
de aprendizaje. También vemos que puede provocar conductas impulsivas, en una
especie de necesidad imperiosa de regular y obtener la respuesta sensorial que
el niño necesita. Y también vemos como existe una fuerte interrelación entre lo
vestibular, lo visual y lo propioceptivo. En muchas ocasiones hablamos de que
en autismo un problema alimenta a otro y así sucesivamente. De forma que a
veces encontrar el origen real de una conducta es complejo.
Obviamente ante esta situación lo mejor es contar con
el asesoramiento e intervención de terapeutas ocupacionales con una
especialidad en integración sensorial. El abordaje no siempre es sencillo,
incluyendo al propia evaluación. Quizá la prueba más usada (que no la única ni
necesariamente la mejor) por los profesionales sea la Sensory Integration
and Praxis Test o SIPT.
No obstante hay actividades que sí podemos levar a
cabo de forma sencilla, algunas más sencillas otras algo más complejas. Pero al
final, como siempre, creatividad ante todo. El conocimiento del niño es
fundamental para saber qué actividades le serán más útiles y provechosas a la
par que divertidas. En el artículo donde abordamos las estereotipias
y su abordaje también
hablábamos de la conexión entre la aparición de estas estereotipias y la
necesidad de la regulación sensorial. En lo referido a lo vestibular nos
referíamos a los trampolines tipo bungee o camas elásticas, donde el
niño va a disfrutar de lo lindo. Y además va a presentar posteriormente una
sensación de tranquilidad y estabilidad durante un buen rato.
Hay niños a los
que el pánico les va a dejar bloqueados ante los bungee, no es cuestión
de obligarlos y hacer que pasen un mal rato, pero con mucha paciencia y
dándoles algún que otro empujoncito descubriremos como algo a lo que le
tenían pavor, de repente se convierte en algo que adoran. Pero hay mil y una
estrategias que podemos usar para trabajar este campo. Desde una sencilla
hamaca (que dan un juego tremendo), a pelotas de Pilates, columpios,
balancines, mecedoras, escaleras mecánicas (Hay niños a los que les dan
pánico), …, hay mil y una cosas que podemos usar para trabajar tanto los
aspectos hipo como hiper, y junto con el equipo de profesionales ir puliendo e
incidiendo en aquellas cosas que le resultan más difíciles.
PROPIOCEPTIVO
La propiocepción es la capacidad de nuestro
organismo para informarnos adecuadamente de nuestra posición, dirección,
movimiento,.., en relación a nuestro propio cuerpo. Interviene de forma activa
en nuestra planificación motora y en nuestro esquema corporal. El procesamiento
adecuado de esta información nos permite que nuestra coordinación motora sea
adecuada. Los propioceptores están localizados en los músculos, articulaciones,
tendones y en el aparato vestibular.
En este apartado también se refiere la somatodispraxia
(un tipo de dispraxia que Ayres denominó así para resaltar la base somatosensorial
de este déficit). «Los niños con somatodispraxia presentan un déficit en el
procesamiento de la información somatosensorial (táctil – propioceptiva) y
problemas funcionales relacionados con dificultades en la ejecución de tareas
que requieren actos motrices inusuales, como la imitación de movimientos
corporales, no saber qué hacer en situaciones sin consignas especificas,
deportes, escritura, actividades de construcción, vestido e higiene,
utilización de herramientas y utensilios, saltar a la cuerda o jugar a la
rayuela. (Sic)»(11) .
Vemos como la interrelación del desorden sensorial con otros aspectos son muy
importantes. Se afecta el lenguaje, no olvidemos que el lenguaje tiene un gran
componente sensorial y motriz; se afecta la socialización; se afecta la
motricidad, el movimiento, y por ende la interacción con el entorno; genera
estados de ansiedad, alerta, tensión,…; provoca conductas no adecuadas e
impulsividad; compromete el aprendizaje y fomenta el aislamiento; en suma, una
larga lista de efectos negativos.
El sistema propioceptivo está ligado al correcto
desarrollo de nuestro tono muscular y control postural; A la planificación
motora; A establecer un correcto esquema corporal; A realizar movimientos con
precisión; A regular los niveles de actividad; A coordinar adecuadamente
nuestra fluidez de movimientos, control de fuerza y velocidad. Todo esto va a
generar una serie de problemas que afectan incluso a la escritura. Pero también
provoca problemas en la imitación de movimientos corporales, dificultades a la
hora de vestirse y desvestirse, a la hora de la higiene personal, a la hora de
realizar actividades físicas,…, en suma, a una gran cantidad de actividades
cotidianas.
Realizar una evaluación adecuada es importante para
poder saber qué y cómo intervenir, así como para tener mesurado adecuadamente
el impacto de esta problemática en la propiocepción. En el número de
Septiembre/Octubre de 2012 de la revista de la American Journal of
Occupational Therapy se publicó(12)
un estudio donde evalúan una herramienta denominada Comprehensive Observations
of Proprioception (COP). Una herramienta que esperamos sea de utilidad a los
profesionales.
A la hora de realizar tareas con el niño o la niña,
nuevamente nos dirigimos al blog de Anabel Cornago, El sonido de la hierba al
crecer, donde tenemos actividades
para trabajar la propiocepción. Hay muchas cosas que podemos hacer en casa y que no
requieren de aparatos extraños o costosos. Y como siempre, que sean actividades
divertidas, usemos el conocimiento de nuestro hijo o hija para adecuar las
actividades, nunca exijamos más de lo que el niño pueda dar, es importante
ajustas las expectativas, no debemos generar más frustración o ansiedad. Seamos
progresivos y conseguiremos más.
Otras consideraciones
Hemos visto como los aspectos sensoriales abarcan una
gran cantidad de interacciones, y por tanto, ante una alteración de los mismos
los problemas que se generan pueden conllevar que se desarrollen otros
problemas. Es importante destacar que la reactividad mixta, donde el niño puede
tener una respuesta hipo a unas cosas e hiper a otras, también puede presentar
fluctuaciones; es decir, que en determinadas ocasiones, el niño responde a un
estímulo de forma diferente en función de la situación.
En ocasiones es posible
que no sepa integrar el todo de una situación, y solo sea capaz de identificar
partes, lo cual le creará también confusión. En situaciones donde el niño tiene
una sobrecarga sensorial, puede percibir su entorno y las sensaciones de forma
distorsionada, nada mejor que conseguir un “tiempo fuera” para que pueda
regularse. Sobre todo el desorden sensorial en el autismo existe un libro muy
recomendable titulado “Percepción
Sensorial en Autismo y Asperger”, de Olga Bogdashina.
Como siempre, el consejo de profesionales con
formación acreditada es siempre importante. Los desórdenes sensoriales pueden
requerir de intervenciones específicas y basadas en la persona, lo que a una
persona le funciona no tiene porqué funcionarle a otra.
http://autismodiario.org/2015/01/15/abordaje-del-trastorno-sensorial-en-el-autismo/
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